Mirar con justicia
El antiguo Oráculo de Delfos decía "Conócete a ti mismo". Es un llamado urgente a verse y conocerse profundamente a fin de alcanzar la Sabiduría.
El conocerse parte de algo tan sencillo como la Observación. Ver, mirar, observar son actos primarios de reconocimiento y descubrimiento propio y del otro y en cierta manera determinan el concepto que construimos de nosotros y de los demás. Así pues, mirar es un acto muy importante porque implica captar lo perceptible que viene de otro.
El asunto, decía Cantinflas, es mirar con justicia , ese aparece ser el reto más grande y el talento más difícil de desarrollar. Mirar con justicia es limpiar el parabrisas visual de todo prejuicio, preconcepción, juicio emocional y moral y demás contaminantes internos para poder mirar la realidad tal como es (cuánticamente) en ese momento.
Mirarse a si mismo con justicia es, a la vez, el mayor acto de libertad y amor hacia uno mismo que nos podemos regalar. Mirarse con justicia es apagar la radio de las expectativas de los demás sobre nosotros y quedarnos solo con el silencio de nuestra alma; es eliminar todo juicio interno sobre nosotros mismos y quedarnos con la percepción pura de nuestro ser; es ver nuestra vida como un río con una naciente y un recorrido a lo largo del lecho de la vida. Igual que un gran río, venimos de una naciente alimentada de afluentes diversas que continuamente nos nutre y sostiene; sin ella no seríamos nosotros ese río que fluye, porque toda línea de agua se seca al eliminar su origen.
El mirar con justicia nos libera de colores rimbombantes en las imágenes mentales sobre nosotros y los demás y nos da la nitidez de lo real y lo conectado. Los juicios, las emociones, las predisposiciones... son colores chillones en el tapiz de observación que construimos y sobre los cuales basamos el conocimiento de nosotros mismos. La "justicia" en la observación es la paleta de colores armónicos a usar en el diseño de nuestro mapa personal.
Mirar con justicia a los otros es ser capaces de percibir las conexiones invisibles que los unen desde el presente con su pasado y que, a la vez, los proyectan hacia el futuro. Es tener la disposición de desarrollar empatía por sus historias y liberarlos de mis anhelos para que puedan actuar desde su propia sabiduría interior. Ya me libero yo del dolor, ya se liberan ellos del piso de mi mirada.
¿Significa eso que todo lo que miremos con justicia será bello y armonioso? Por su puesto que no. Hay muchas cosas horribles en nuestras historias. La mirada de justicia nos aportara la serenidad de espíritu para liberarnos de los horrores del pasado y al mismo tiempo liberar el pasado de nuestro dolor presente. Desde allí, solo nuestra volición determinará nuestro camino, no las ataduras hacia las ideas y concepciones previas.
Para mí, eso es maravilloso
El antiguo Oráculo de Delfos decía "Conócete a ti mismo". Es un llamado urgente a verse y conocerse profundamente a fin de alcanzar la Sabiduría.
El conocerse parte de algo tan sencillo como la Observación. Ver, mirar, observar son actos primarios de reconocimiento y descubrimiento propio y del otro y en cierta manera determinan el concepto que construimos de nosotros y de los demás. Así pues, mirar es un acto muy importante porque implica captar lo perceptible que viene de otro.
El asunto, decía Cantinflas, es mirar con justicia , ese aparece ser el reto más grande y el talento más difícil de desarrollar. Mirar con justicia es limpiar el parabrisas visual de todo prejuicio, preconcepción, juicio emocional y moral y demás contaminantes internos para poder mirar la realidad tal como es (cuánticamente) en ese momento.
Mirarse a si mismo con justicia es, a la vez, el mayor acto de libertad y amor hacia uno mismo que nos podemos regalar. Mirarse con justicia es apagar la radio de las expectativas de los demás sobre nosotros y quedarnos solo con el silencio de nuestra alma; es eliminar todo juicio interno sobre nosotros mismos y quedarnos con la percepción pura de nuestro ser; es ver nuestra vida como un río con una naciente y un recorrido a lo largo del lecho de la vida. Igual que un gran río, venimos de una naciente alimentada de afluentes diversas que continuamente nos nutre y sostiene; sin ella no seríamos nosotros ese río que fluye, porque toda línea de agua se seca al eliminar su origen.
El mirar con justicia nos libera de colores rimbombantes en las imágenes mentales sobre nosotros y los demás y nos da la nitidez de lo real y lo conectado. Los juicios, las emociones, las predisposiciones... son colores chillones en el tapiz de observación que construimos y sobre los cuales basamos el conocimiento de nosotros mismos. La "justicia" en la observación es la paleta de colores armónicos a usar en el diseño de nuestro mapa personal.
Mirar con justicia a los otros es ser capaces de percibir las conexiones invisibles que los unen desde el presente con su pasado y que, a la vez, los proyectan hacia el futuro. Es tener la disposición de desarrollar empatía por sus historias y liberarlos de mis anhelos para que puedan actuar desde su propia sabiduría interior. Ya me libero yo del dolor, ya se liberan ellos del piso de mi mirada.
¿Significa eso que todo lo que miremos con justicia será bello y armonioso? Por su puesto que no. Hay muchas cosas horribles en nuestras historias. La mirada de justicia nos aportara la serenidad de espíritu para liberarnos de los horrores del pasado y al mismo tiempo liberar el pasado de nuestro dolor presente. Desde allí, solo nuestra volición determinará nuestro camino, no las ataduras hacia las ideas y concepciones previas.
Para mí, eso es maravilloso
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